Y los 'ratones coloraos' se comieron a los elefantes


Y los 'ratones coloraos' se comieron a los elefantes


Decía Lucas Mondelo en la previa de la final de Eurobasket, que el partido iba a ser un choque de estilos, pase y bote contra fuerza y músculo, astucia contra físico, ratones coloraos contra elefantes. Y los ratones coloras no sólo fueron más astutos, también más fuertes y mucho, mucho más efectivos.

Los ratones coloraos, la Selección española de baloncesto, dio un verdadero clinic en Praga de lo que tiene que ser un equipo, un colectivo. Todas ls jugadoras sumando, todas sintiéndose importantes, todas dando lo mejor para alcanzar la mejor versión de un equipo que ya es leyenda.



Lucas Mondelo, un entrenador de esos que conviene analizar hasta la forma en la que coge la pizarra, afrontó la fase final del torneo como un reto estratégico. Por eso vimos a España jugar de forma diferente ante Letonia, Bélgica y Francia. En los tres casos, el equipo español supo encontrar el punto fuerte del rival y neutralizarlo, a la vez que maximizaba sus propias cualidades para terminar por derribar el obstáculo. Eso es una muestra de un equipo capaz de adaptarse a las circunstancias, sean las que sean, para buscar y encontrar el triunfo.

Tras el aviso que fue la derrota contra la República Checa, Mondelo y sus jugadoras comprendieron que sólo había una forma de llegar a la final del Eurobasket y ganarla: defender. España cimentó su juego en una extraordinaria defensa que combinó una asfixiante presión arriba cuando el peligro llegaba desde el perímetro, como ante las letonas, con una ejemplar solidaridad interior cuando el rival se basaba en sus pívots, como el caso de Bélgica y también Francia,donde destacó el tremendo papel de Sancho Lyttle y Laura Nicholls.

Esta selección lleva siendo ejemplar muchos años. Se ha sobrepuesto a la pérdida de líderes como Amaya Valdemoro o Elisa Aguilar, y siempre ha encontrado otro referente individual en el que creer. Hasta ahora era Laia Palau pero si la barcelonesa deja la selección, ya hay sustituta clara: Alba Torrens, la flamante MVP del torneo, coronada ya como una de las mejores jugadoras del mundo FIBA. Y luego están Marta Xargay o Leticia Romero... relevo asegurado.

Pero la clave de un colectivo no es sólo lo que más se ve, sino también los no se ve. Silvia Domínguez, Laura Gil, Anna Cruz (vaya temporada la suya con Euroliga y Eurobasket), Bea Sánchez, Leonor Rodríguez o María Conde, algunas de ellas preparadas ya para liderar a España, otras en periodo de formación para el futuro, pero todas impregnadas del compromiso que ha destilado la Selección en Praga.

Los números de este equipo asustan: 11 medallas desde 2001, cuatro en los últimos cinco años y el equipo con más medallas en el Europeo en lo que llevamos de siglo. Su hegemonía a este respecto se puede asimilar al de la mítica Rusia, lo que engrandece aún más la hazaña de un equipo que, como suele ocurrir en la mayoría de los casos, tendrá su justo reconocimiento cuando deje de ganar y se valore de verdad lo que está cosechando.

Por fortuna para el baloncesto femenino español (y también para el masculino) lo que viene por detrás augura muchos más años de buenas cosechas, de equipos competitivos y capaces de lograr triunfos a la sombra de unos ratones coloraos que ya es una selección de leyenda.

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